Los policías de la capital oaxaqueña tienen instrucciones para no molestar a los fumadores de marihuana si ellos no están molestando a nadie.
Se les pide que no fumen en lugares infantiles, cerca de las escuelas y hospitales o donde haya espacios libres de humo o quien manifieste malestar por ese consumo.
Pero ya no podrán efectuarse los clásicos arrestos por escándalo público ni las extorsiones por parte de los agentes del orden a las que estaban acostumbrados los defensores del cannabis. Y todo ello no es por una ley nueva, sino porque no había ley que dijera lo contrario.
Además, en el Estado se ha otorgado una veintena de licencias para plantar cannabis de forma ordenada y ajustada a determinados usos.
Los activistas por un consumo libre de marihuana llevan años tratando de allanar el camino a los fumadores, buscando vías legales, incitando a cambios en las leyes o, como en el caso de Oaxaca, demostrando que no había texto jurídico alguno que impidiera fumar en la vía pública.
Entre febrero y marzo se produjeron algunas protestas públicas en la ciudad que acabaron con algunos arrestos. A todos se les decía que era por escándalo público. “Trabajamos con nuestros abogados y descubrimos que no hay una prohibición explícita para el consumo, así que solicitamos una reunión con las autoridades locales”, explica Miguel Fernández, que pertenece al Plantón 4:20, de la Ciudad de México y que se trasladó a Oaxaca para instruir a sus compañeros en la protesta.
Los activistas oaxaqueños están contentos por este paso dado. “Ya tenemos un papel oficial. Hemos seguido haciendo campaña entre los policías, para que lo conozcan, porque, en un principio no les gustaba. Quisimos hacer un acto para leerles el documento pero no nos dejaron así que fuimos frente a presidencia municipal a fumar”, sigue Fernández.
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