Juchitán. – La Secretaría de Marina (Semar), a través del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), demandó penalmente por el delito de despojo de un predio de 200 hectáreas, a los directivos del Comité Estatal para el Fomento y Protección Pecuaria del Estado de Oaxaca (CEFPPO), denunciaron ganaderos de la región istmeña.
El presidente del CEFPPO, que es un “organismo auxiliar” de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) Isael Santiago Domínguez, informó que solicitará el amparo de la justicia ante ese acto que llamó “abuso de autoridad de la Semar y del CIIT, porque los ganaderos del Istmo, si bien no somos dueños de ese predio, somos posesionarios desde hace 41 años”.
Desde el año de 1983, recordó, cuando los gobiernos de México y de Oaxaca no pudieron sostener el apoyo de 34 millones de pesos anuales para el mantenimiento de las 200 hectáreas del paraje ubicado en el poblado Donají, perteneciente a Matías Romero, “nos dieron en comodato la propiedad. Tenemos toda la documentación en regla”, dijo el ganadero Santiago Domínguez.
Por su parte, el presidente de la Unión Ganadera Regional del Istmo de Tehuantepec (UGRIT), Jorge López Guerra, señaló que cuando Rafael Marín Mollinedo, era el titular del CIIT, antes de la intervención de la SEMAR, se interesó por el predio de 200 hectáreas, en disputa ahora en tribunales, para promoverlo ante inversionistas para un parque industrial.
En ese entonces, explicó López Guerra, le tomaron la palabra a Marín Mollinedo porque ante el potencial desarrollo industrial del Istmo, “dijimos que no queremos ver pasivamente el paso del tren del progreso, sino que aspirábamos a ser protagonistas activos, y pedimos, a cambio del predio, que nos construyeran un rastro, un laboratorio veterinario”.
Antes de que la Semar asumiera el control del CIIT, los mandos civiles les dijeron que estaban de acuerdo en esa especie de negociación. “Incluso el anterior gobernador de Oaxaca, ahora senador de Morena, ofreció seis hectáreas de tierras en El Espinal, Oaxaca, donde funcionó el ingenio azucarero, para la construcción del rastro. “Nos engañó”, acusaron Isael Santiago y Jorge López.
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