Detectan nuevos casos de malaria en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca

Juchitán.– Las autoridades de salud en el Istmo están preocupadas, porque además del incremento de dengue en la zona, se reportan nuevos casos de malaria o paludismo que, desde octubre del año pasado, comenzaron a registrarse, incluso de manera letal.

Todas las autoridades consultadas, que pertenecen al sector salud, admiten la gravedad del problema, pero dicen que no tienen autoridad alguna para declarar una alerta epidemiológica. Todo parece que no se quiere alarmar a la población, revelan.

Al día de hoy, en el Hospital Civil “Macedonio Benítez Fuentes”, ahora del IMSS-Bienestar, hay cuatro pacientes, originarias de la República Bolivariana de Venezuela, que son atendidos por malaria, con cuadros de fiebre. Llevan cinco días internados.

La semana pasada, tres venezolanos fueron dados de alta del mismo nosocomio, luego que concluyeron su tratamiento que dura varios, pero en muchos casos, desde el hospital comunitario de San Pedro Tapanatepec, no terminan el proceso de atención y se van caminando.

En esa caminata, refieren enfermeras que piden que se omitan sus nombres, son picados por el mosco anófeles que vuela y pica a una persona sana y la infecta, la contagia y por esa razón, en lugar de disminuir, desde octubre pasado, los casos están aumentando de manera alarmante.

Durante la conmemoración del Día Mundial del Paludismo en las Américas, del seis de noviembre de 2021, la Secretaría de Salud del gobierno mexicano destacó que en los últimos 10 años, 24 entidades no registraron casos autóctonos de malaria, entre ellos figuró el estado de Oaxaca.

Sin embargo, meses después, entre junio y julio de 2022, se reanudó hacia el Istmo el éxodo de migrantes de más de 12 países de todos los continentes y gran parte de ellos atravesaron la llamada selva de El Darién, que se ubica entre la parte norte de Colombia y sur de Panamá.

En El Darién, han revelado los migrantes, se han contagiado de malaria que desarrollan en el trayecto a México y cuando llegan al Istmo, el padecimiento alcanza su nivel de madurez y el portador del parásito plasmodium sufre fiebre y vómitos.

Fue en el mes de septiembre del año pasado cuando los médicos del Hospital Civil de Juchitán conocieron los dos primeros casos de malaria, cuando enviados desde el hospital comunitario de Tapanatepec, dos menores de edad, venezolanos, presentaban cuadros febriles.

Al principio, recuerda un médico de ese nosocomio, se pensó que los niños tenían hepatitis, hasta que trabajador del nosocomio, que laboró en el área de Vectores con los llamados “palúdicos”, realizó las pruebas sanguíneas de “gota gorda” y se determinó que eran casos de malaria.

Con esas pruebas de laboratorio enviadas al Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE), se dejaron venir desde la Ciudad de México, muchos epidemiólogos que se desplazaron por la ruta migratoria del Istmo a contactar con personal de Médicos Sin Frontera (MSF).

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